Praga, famosa por su arquitectura y cerveza, ha decidido prohibir los recorridos nocturnos por bares para desalentar el turismo de fiesta y mejorar la calidad de vida de los residentes.
La medida, impulsada por el vicealcalde Jiri Pospisil, busca atraer a turistas «más cultos y adinerados» en lugar de aquellos que viajan solo para beber y hacer ruido en esta histórica capital europea.
A partir de noviembre, los tours organizados por bares estarán prohibidos de 10 p.m. a 6 a.m. en el distrito de Praga 1, hogar de sitios emblemáticos como el Castillo de Praga y el Puente de Carlos, protegidos por la Unesco.
Las autoridades buscan frenar los comportamientos «disruptivos»
La alcaldesa del distrito, Terezie Radoměřská, explicó que esta restricción responde al deseo de reducir los comportamientos disruptivos.
Especialmente durante despedidas de soltero y soltera, que suelen generar molestias tanto para los residentes como para otros visitantes.
Vaclav Starek, de la Asociación Checa de Hoteles y Restaurantes, apoyó la medida, subrayando que el turismo de fiesta ha sido un problema para los locales y otros turistas.
Sin embargo, el director de agencias de viajes británicas Simon Old señaló que la prohibición no disuadirá a los turistas de organizar sus propias rutas de bares, anticipando que «simplemente las harán antes».
Praga se suma a otras ciudades europeas, como Venecia y Barcelona, que han adoptado medidas para regular el turismo masivo en sus centros históricos y preservar su atractivo cultural.
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