En Mazatlán, Sinaloa, se erige el Centro de Investigación del Mar de Cortés, el mayor acuario de México, diseñado por la reconocida arquitecta Tatiana Bilbao.
Este espacio, más que un edificio, es una ventana hacia un mundo oculto, donde la arquitectura y la naturaleza se fusionan para resaltar la riqueza del ecosistema marino del Mar de Cortés.
Inspirada en el mural “El hombre controlador del universo” de Diego Rivera, Bilbao concibió un diseño que transmitiera la idea de que la humanidad es parte de la naturaleza.
El Centro no solo sirve como acuario, sino también como un espacio educativo y de investigación que busca conectar al visitante con la biodiversidad marina.
La estructura no solo alberga el espacio, es una propuesta estética
La estructura del edificio combina alta y baja tecnología, destacando su cimentación profunda con pilas de concreto de un metro de diámetro y muros de hormigón pigmentado levantados con encofrados de triplay.
Estos muros no solo soportan cargas, sino que también funcionan como una envolvente estética que conecta el interior con el espacio público.
En su interior, grandes tanques marinos dedicados a diversas especies alteran la perspectiva del visitante, generando un ambiente húmedo y oscuro que recrea la experiencia submarina.
Por fuera, los muros conducen al visitante por senderos diseñados para pausar su llegada y reflexionar sobre la interacción con el entorno.
El proyecto, parte de la regeneración del Parque Central de Mazatlán, integra áreas de conservación, laboratorios, auditorios y espacios públicos.
Con 23 metros de altura y una fachada diseñada con precisión, el Centro es un soporte para la naturaleza, mostrando cómo la arquitectura puede ser funcional, educativa y estética.
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