Turquía es un destino lleno de historia, cultura y maravillas arquitectónicas que fascinan a todos sus visitantes.
Entre los lugares más emblemáticos del país destaca la Mezquita de Solimán el Magnífico, en Estambul, una joya arquitectónica que ha sobrevivido al paso del tiempo y las adversidades.
Si planeas un viaje a Turquía, te contamos por qué esta mezquita debe estar en tu lista de imprescindibles.
La Mezquita de Solimán el Magnífico: símbolo de historia y arquitectura
Construida entre 1550 y 1557 por el renombrado arquitecto Mimar Sinan, esta mezquita es un ejemplo del esplendor del Imperio Otomano.
A diferencia de la monumental Santa Sofía, su diseño se caracteriza por una armoniosa simetría y una elegancia simple.
Los azulejos de iznik decoran el mihrab, mientras que sus 138 ventanas permiten la entrada de una luz mágica, creando un ambiente que deja sin palabras a quienes la visitan.
Además, sus imponentes columnas y cuatro minaretes, dos con tres balcones y los otros dos con dos, simbolizan el legado del sultán Solimán: ser el cuarto desde la conquista de Estambul y el décimo del Imperio Otomano.
Un lugar que resistió el paso del tiempo
La mezquita ha sido testigo de momentos históricos y desastres naturales. Fue devastada por un incendio en 1660 y por un terremoto en 1766, que dañó gravemente su estructura.
A lo largo de los siglos, ha sido restaurada en varias ocasiones, destacando la intervención de los hermanos Fossati en el siglo XIX.
Incluso durante la Primera Guerra Mundial sufrió otro incendio tras ser utilizada como almacén de armas. Finalmente, en 1956, la mezquita fue restaurada por completo, recuperando su esplendor.
Tres viajes para vivir Turquía al máximo
Diversos operadores turísticos, como Exoticca, incluyen la Mezquita de Solimán el Magnífico como una parada obligatoria en sus itinerarios por Turquía. Desde un recorrido por las calles de Estambul hasta un viaje por la mística Capadocia, esta joya arquitectónica será, sin duda, uno de los momentos más memorables de tu experiencia.
No olvides que, detrás de la mezquita, podrás visitar las tumbas del propio Solimán, su esposa Roxelana y el arquitecto Mimar Sinan. Un espacio que, además de belleza, guarda siglos de historia.