Cuenta la leyenda que el turismo extremo también es un factor que está dañando al planeta, aunque poco se habla.
La cumbre del Everest solía ser un sitio que sólo alcanzaban algunos expertos montañistas, los mejores del mundo. Sin embargo, con los años llegar hasta allá arriba se puso de moda.
Cuenta la leyenda que ahora al llegar hasta esa cumbre lo que más se encuentra es basura, toneladas abandonadas por los cientos de turistas que suben cada año.
Solamente en 2019 subieron más de 800 personas.
El Everest se llena de basura: “Hay más de 1.000 kilos de residuos”. Un montañista nepalí denuncia la situación de la montaña más alta del mundo, donde se acumulan los desperdicios que dejan los grupos de turistas https://t.co/ZRNIbzolGa pic.twitter.com/8BWaFqzLzS
— EL PAÍS (@el_pais) May 31, 2023
Y es que el turismo extremo dejó de ser exclusivo de expertos y atrevidos, ahora cualquiera que pague lo puede hacer, aunque arriesgue su vida por no tener la experiencia necesaria.
En 2023 un grupo de viajeros, subidos en el submarino Titán que hacía expediciones pagadas a los restos del Titanic, murieron luego de que el vehículo implosionara bajo el mar.
Y es que por supuesto que no eran expertos y la expedición no era de investigación, sino un producto turístico que costaba 250 mil dólares por persona.
Turismo extremo masivo ya tiene consecuencias sobre el planeta
En los sitios que rodean estos atractivos del turismo extremo la población ya empezó a quejarse, debido a que la saturación es evidente.
En muchas ciudades cerca de estos sitios ahora hay tráfico pesado, basura, precios habitacionales elevados y mucho caos.
Incluso los gobiernos de esos sitios están implementando reglamentos para controlar la entrada de viajeros y evitar que afecte a la vida diaria de la población.
Y es que suele suceder que muchas personas quieren tener fotos en paisajes increíbles, escenarios extremos y que parezcan arriesgados, lo que los lleva a invadir de manera masiva estos sitios.
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