El verano está por llegar y se antoja probar algo fresco. Hoy disfrutaremos un viaje por las bebidas checas que te refrescarán cuando visites el país.
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Kofola, el refresco contra el capitalismo.
Desde hace ya 50 años la Kofola constituye un elemento más de la identidad, más que checa, checoslovaca. Este refresco de cola, aparecido expresamente para ofrecer resistencia a uno de los refrescos más famosos del mundo, sobrevivió a la Revolución de Terciopelo y pronto conquistó los paladares de las nuevas generaciones de checos.
Cada país tiene sus propios productos y marcas, que forman parte de la idiosincrasia nacional, pero pocos son capaces de competir con un gigante multinacional.
La Kofola checa es el refresco de cola más vendido en Eslovaquia, y en Chequia ocupa el segundo lugar tras su rival rojiblanco.
De hecho se dice que a quien le gusta la Kofola no le gusta la Coca-Cola y al revés. El refresco checo, inventado en 1960, lejos de ser una imitación, constituye una bebida con personalidad propia y un sabor característico, que simplemente enamora o no, como describe el portavoz de la empresa productora, Martin Klofanda
Vino Checo, la gran sorpresa.
Un producto poco conocido pero que enamora a todos los que lo degustan: el vino checo y sus secretos.
Puedes empezar en Moravia del Sur, una región donde el paisaje se cubre de cepas, viñedos y castillos, y donde se elaboran los grandes vinos del país. Blancos y tintos se suceden así en poblaciones como Valtice, Znojmo o Lednice, donde encontrar variedades autóctonas como la cabernet moravia o la andré en los vinos tintos, y foráneas bien asentadas al terreno como la müller thurgau, que representan la versatilidad de los afrutados, frescos y ligeros vinos checos.
Con el apetito abierto tras pasear entre viñedos y mercados, la parada en Znojmo exige una mesa de madera al aire libre entre sus campos de lavanda, donde disfrutar de un bocado tan sencillo como sabroso: los pepinillos encurtidos. Una tradición centenaria que se elabora de forma artesanal en cada casa y que tienen el justo equilibrio entre acidez y dulzor, resultando crujientes en cada bocado y a los que les viene de maravilla un vino blanco de uva de Pálava, con cuerpo, un punto justo de dulzura y mucho aroma, una perfecta síntesis de la naturaleza checa.
Slivovice.
Entrando directo a las tradiciones no puedes dejar de probar el licor más tradicional local: Slivovice. Este destilado es, generalmente de ciruela, algo incoloro y de una potencia reconocida a nivel mundial.
Tradicionalmente la gente cree que un caballito de esta bebida por la mañana aleja todo mal del cuerpo y de la mente. Esto se cree que viene de una costumbre del siglo 13 donde los destilados eran sinónimos de prevención de enfermedades contagiosas como la peste.
Durante los años se desarrollo la historia de los destilados, y particularmente el Slivovice aparece en la época del comunismo en Chequia. Donde , dadas las condiciones del mercado, no había tanta variedad de gruta por temporada así que , al llegar al hartazgo de comer siempre la misma los checos dejaban de consumirlas y, para evitar que se desaprovecharan se empezaron a destilar, logrando descubrir la receta de este destilado emblemático.
Cerveza, el oro checo.
Para nadie es un secreto que la cerveza checa es una de las mejores del mundo. Todos los locales y los turistas disfrutan el sabor y pueden encontrar marcas locales y mundialmente conocidas a lo largo del país. Se puede decir que en todo el país se encuentran marcas de cerveza regionales que ofrecen grandes sabores. Sin embargo hay algunas que han traspasado fronteras y se mantienen en el top de las cervezas checas en el gusto de todos los amantes de esta bebida:
Bohemia del Sur tiene entre sus grandes atractivos dos marcas locales de cerveza que hacen honor a la fama checa. Empezamos con una marca que se destaca ser una cerveza original reconocida mundialmente como Budweiser: la cerveza Budvar. Esta marca checa licencia el nombre a nivel global pero puedes probar la auténtica en esta región y visitar su fábrica en la capital.
Otra cervecería que no puedes dejar de visitar es la Eggenberg en la ciudad de Cesky Krumlov.
La cerveza de Český Krumlov tiene un pasado muy rico, lo cual podrá comprobar durante la visita a la fábrica de cerveza Eggenberg. El ascendiente consumo de cerveza fue la razón por la cual, la antigua residencia de la madre del último de los Rožembek, Petr Vok, fue remodelada con el aspecto que tiene actualmente. La fábrica ganó el nombre gracias al noble austríaco del linaje de los Eggenberg quienes se quedaron con el señorío de Český Krumlov en 1662. Entre en los bastidores de la fábrica y descubra el misterio del embotellado, fermentación y almacenamiento de la cerveza. La visita a la fábrica de cerveza y la degustación de los cuatro tipos de cerveza las podrá compaginar con una visita a los jardines cuyo pasado llega hasta mediados del siglo XVI.