San Diego es una de esas ciudades perfectas para caminar, perderte en sus calles o en sus tiendas, andar en bici y comer al aire libre. Si acabas de llegar y te queda la mitad del día por delante, a 20 minutos del aeropuerto se encuentra uno de los lugares más atractivos de la ciudad: Harbor Drive.
Además de apreciar el skyline, puedes conocer una parte de la historia de Estados Unidos, degustar platillos de otros países y comprar souvenirs muy originales.
Para la selfie: No puedes perderte la foto en la estatua de El Beso, The Unconditional Surrender, basada en la famosa fotografía de Alfred Eisenstaedt que inmortaliza el encuentro de un marinero y una enfermera en el fin de la Segunda Guerra Mundial.
Para aprender: A un costado de la estatua está el museo flotante USS Midway, un portaviones que se utilizó en la Segunda Guerra Mundial y fue el barco más grande del mundo de 1945 hasta 1955.
En la cubierta puedes subirte a los aviones navales de la Segunda Guerra Mundial y de la Operación Tormenta del Desierto y como parte del paseo puedes dar un recorrido de 75 minutos por la Bahía de San Diego a bordo de una embarcación que se usó en la Guerra de Vietnam.
Los souvenirs: Te puedes pasar horas en este lugar, viendo tiendas extrañas de souvenirs, en las que encontrarás desde llaveros y cuadros, hasta hamacas y calcetines de todos tamaños en las cabañas del centro comercial Seaport Village.
Para comer: Si las compras te dan hambre, puedes comer una hamburguesa o un hot dog en el área de comida rápida, o bien probar los platillos de países como Grecia, la India o Italia en los restaurantes que se encuentran en el embarcadero.